
En 1990 tuve un accidente corriendo motora en Santo Domingo. Como consecuencia, tuve que someterme a cinco operaciones en una pierna y luego estar un tiempo usando muletas y un fijador externo.
Sufrí mucho por el daño físico, pero más por el sicológico. No sabía si podría caminar nuevamente. Eso me provocó miedos y complejos que me llevaron a prácticas no muy buenas.
Dos años después del incidente aún no caminaba. Se suponía que empezara a hacer algo para adelantar en el proceso de recuperación. Recuerdo que un animador de televisión intentó tener la exclusiva de mis primeros pasos. Eso me hizo sentir presión y me sentí mal, porque todavía no estaba listo físicamente.
Una noche estaba solo en el apartamento que tenía en Las Monjas, en Hato Rey, y estaba pendiente de Sonia (su esposa), con quien para ese tiempo tenía muchas diferencias. Ese día habíamos discutido y ella venía de camino a visitarme.
Quería escuchar la colección de casetes que tenía de salsa vieja, cuando veo por una ventana que Sonia estaba llegando. Tenía rabia y las emociones del momento fueron como un fuego. Con dificultad, caminé.
Ese fue mi mejor momento. Necesitaba esa actitud de echar hacia adelante, de decidirme a hacer lo mío. La primera canción que escuché fue ‘Mi oportunidad’ de Ismael Miranda con la Orquesta de Larry Harlow.
Aquello fue tipo celebración.
Para mí es muy especial el momento en que me convertí en padre, pero eso es algo que ya uno lo espera y sabe que va a pasar. Sin embargo, cuando caminé otra vez fue una situación inesperada.
Lloré de la emoción. Pensaba mucho en la idea de que quizás no caminaría más. Eso significaba no poder bailar y la inestabilidad de mi carrera. Fue algo grande. Después de eso me solté como sendo gabete
Sufrí mucho por el daño físico, pero más por el sicológico. No sabía si podría caminar nuevamente. Eso me provocó miedos y complejos que me llevaron a prácticas no muy buenas.
Dos años después del incidente aún no caminaba. Se suponía que empezara a hacer algo para adelantar en el proceso de recuperación. Recuerdo que un animador de televisión intentó tener la exclusiva de mis primeros pasos. Eso me hizo sentir presión y me sentí mal, porque todavía no estaba listo físicamente.
Una noche estaba solo en el apartamento que tenía en Las Monjas, en Hato Rey, y estaba pendiente de Sonia (su esposa), con quien para ese tiempo tenía muchas diferencias. Ese día habíamos discutido y ella venía de camino a visitarme.
Quería escuchar la colección de casetes que tenía de salsa vieja, cuando veo por una ventana que Sonia estaba llegando. Tenía rabia y las emociones del momento fueron como un fuego. Con dificultad, caminé.
Ese fue mi mejor momento. Necesitaba esa actitud de echar hacia adelante, de decidirme a hacer lo mío. La primera canción que escuché fue ‘Mi oportunidad’ de Ismael Miranda con la Orquesta de Larry Harlow.
Aquello fue tipo celebración.
Para mí es muy especial el momento en que me convertí en padre, pero eso es algo que ya uno lo espera y sabe que va a pasar. Sin embargo, cuando caminé otra vez fue una situación inesperada.
Lloré de la emoción. Pensaba mucho en la idea de que quizás no caminaría más. Eso significaba no poder bailar y la inestabilidad de mi carrera. Fue algo grande. Después de eso me solté como sendo gabete










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