
Wisin & Yandel son más que el “Dúo de la historia”. Se trata de una hermandad que nació hace mucho en su pueblo de Cayey -cuando ser artistas era sólo un sueño de niños- y que se ha hecho más fuerte con los años.
Entre ellos existe la más absoluta confianza. Por eso Llandel Veguilla (Yandel) casi nunca habla durante las apariciones públicas… Sabe que “W”, como le llama a Wisin, Juan Luis Morera, le conoce hasta los pensamientos.
“Es que cuando ‘W’ habla lo hace por los dos. No se trata de timidez, porque nosotros nos paramos a cantar frente a 125 mil personas sin problemas. Es que él conoce bien mi sentir”, asegura Yandel en entrevista para El Nuevo Día Domingo.
Pero lo cierto es que cuando se despojan de las poses y los lentes oscuros, Yandel es el consejero espiritual, el conciliador. Es entonces cuando le gusta ser escuchado como el hermano mayor (tiene 29 años y Wisin 27).
“Soy el que tiene el carácter más fuerte, pero un corazón enorme”, confiesa Wisin. “Y cuando me enojo con alguien o voy a botar a un empleado por algo que no me gustó, viene Yandel y me habla con respeto de una manera que me hace reflexionar y lo dejo. No me gusta hacerle daño a nadie. Las acciones son las que en el futuro hablan por uno”.
Palabras sabias de quienes recibieron de sus padres una crianza basada en el respeto y la humildad.
Entre ellos existe la más absoluta confianza. Por eso Llandel Veguilla (Yandel) casi nunca habla durante las apariciones públicas… Sabe que “W”, como le llama a Wisin, Juan Luis Morera, le conoce hasta los pensamientos.
“Es que cuando ‘W’ habla lo hace por los dos. No se trata de timidez, porque nosotros nos paramos a cantar frente a 125 mil personas sin problemas. Es que él conoce bien mi sentir”, asegura Yandel en entrevista para El Nuevo Día Domingo.
Pero lo cierto es que cuando se despojan de las poses y los lentes oscuros, Yandel es el consejero espiritual, el conciliador. Es entonces cuando le gusta ser escuchado como el hermano mayor (tiene 29 años y Wisin 27).
“Soy el que tiene el carácter más fuerte, pero un corazón enorme”, confiesa Wisin. “Y cuando me enojo con alguien o voy a botar a un empleado por algo que no me gustó, viene Yandel y me habla con respeto de una manera que me hace reflexionar y lo dejo. No me gusta hacerle daño a nadie. Las acciones son las que en el futuro hablan por uno”.
Palabras sabias de quienes recibieron de sus padres una crianza basada en el respeto y la humildad.
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